Explicado de forma sencilla, «micorriza» se le llama a la asociasión benéfica entre hongo y plantas (simbiosis).  Ambos crecen en simbiosis y se benefician el uno del otro. El hongo ayuda a las plantas a ser más eficientes ante situaciones de estrés vegetal al incrementar su área de exploración de las raíces para absorber agua y nutrientes. Por otro lado, la planta a través de su proceso de fotosíntesis, proporciona a este hongo (micelo) el azúcar, los aminoácidos y otras de las sustancias que necesita.

Micorriza es una palabra que proviene del griego “mycos” (hongo) y “rhizos” (raíces).

Existen dos tipos de micorrizas en función a la relación que establecen las hifas (filamentos microscópicos) del hongo con las células de las raíces de la planta. Es la clasificación más extendida y común en la actualidad.

  1. Endomicorrizas: el micelo (hongo) se deposita en la raíz de la planta, primero de forma intercelular para luego acabar penetrando en las células del sistema radicular.
  2. Ectomicorrizas: las hifas, a diferencia del anterior, no penetran en las raíces de la planta, simplemente invaden el sistema radicular y forman una especie de “manto” alrededor de las que son menos gruesas. De esta manera, la planta puede absorber micronutrientes como el fósforo, potasio, nitrógeno, calcio, azufre, zinc, entre otros. 


¿En qué consiste esta peculiar simbiósis?

A diferencia de los hongos fitopatógenos, las micorrizas colonizan las pequeñas raíces de plantas llegando a tal punto de formar parte de ella. El micelio del hongo, que está compuesto por infinitud de hifas a modo de sistema radical se encarga de facilitar a la planta la absorción de nutrientes asimilables y agua, del mismo modo que al aumentar el área del sistema radical, se refuerza la fijación y el anclaje al suelo.

A cambio, a como dijimos anteriormente, estos generosos hongos son incapaces de realizar la fotosíntesis, por lo tanto se benefician recibiendo de la planta huésped los hidratos de carbono que necesitan para realizar sus funciones metabólicas. Aproximadamente el 95% de las especies vegetales conocidas establecen de forma natural y constante este tipo de simbiosis con hongos del suelo.

Por los beneficios anteriores, las micorrizas son microorganismos que tienen un efecto positivo ante el estrés en las plantas.
La aplicación de micorrizas,  ayuda a  atenuar  las  alteraciones  provocadas  por el estrés en la planta, ya sea estrés hídrico, biótico, térmico, etc.  

También tienen un efecto favorable  en la resistencia de las plantas a enfermedades, pues al estar mejor nutridas se promueve una mayor defensa ante organismos patógenos, mejorando su salud sin la aplicación de agroquímicos. Algunos hongos producen antibióticos que inhiben a los patógenos de la raíz, otros generan hifas, creando así una barrera física que ofrece una protección al huésped ante patógenos, entre otros mecanismos. 

¿Cómo incorporar micorrizas en mi jardín?

La metodología más comúnmente utilizada  y la mas «facil» por asi decirlo, es la inoculación de hongos formadores de micorriza, es decir, depositar una determinada cantidad de fertilizante con esporas debajo del sistema radical de la planta que se quiere micorrizar y es el que Nova Jardines utiliza comunmente en los proyectos al realizar un transplante de un espécimen importante que requiere un empujón «extra» o donde el suelo es muy pobre.

El contacto directo del sistema radicular de la planta con los propágulos del hongo permite una más rápida colonización de la raíz. También se puede mezclar el inóculo con el sustrato de cultivo, a pesar de que las cantidades de inóculo requeridas siempre resultarán mayores.

Los beneficios de una inoculación temprana repercute en una reducción del aporte de fertilizantes y fitosanitarios, un ahorro del suministro del agua, un mayor crecimiento y producción de las plantas, una mayor supervivencia a las condiciones de estrés y un mejor aprovechamiento de los suelos.

En el mercado existen multitud de suplementos para plantas con esporas “adormecidas” y listas para nacer. 

Sin embargo, hay acciones que favorecen la aparición de las micorrizas (como por ejemplo añadir materia orgánica o abono verde a la tierra) y otras, por el contrario, que acabarán por destruirlas. Ante esto, debes tener claro cúal será tu enfoque y qué es lo que necesitan tus cultivos y, por consiguiente, actuar de una manera u otra.

Respecto a esto, debes saber que cuando cavas, aras o realizas otras tareas en el jardín, estás destruyendo las hifas del hongo. Además, un uso continuado y excesivo de fertilizantes químicos tampoco ayudará a la formación de micorrizas. Está de más decir que si aplicas micorrizas y posteriormente aplicas fungicida, estarías anulando los hongos benéficos también. 

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